El que busca encuentra...

martes, 14 de abril de 2020

Salve, Marthona

Martha Meneses, primera de derecha a izquierda, D.E.P.
Se ha ido una Grande. Se nos adelanta una increíble persona que estaba llena de vida, de puntadas, de conocimientos, de aventura y savoir vivre. Disfrutaba del buen cine, compartíamos un gusto por el cine de Fellini, y pude regalarle una edición especial de Amarcord que disfrutó en compañía de sus gatos -por quienes daba la vida-. Era culta, incluso me hablaba a veces en italiano o en francés, y con cariño abría o cerraba sus correos hacia mi con un "grazie, Grande Mago", o "Federico Jr."; era ella quien estaba llena de magia y originalidad; había sido sobrecargo durante muchos años de su vida, y había visto el mundo, había probado los sabores, había amado a los hombres y se jactaba de ello y más. Nada de delicadezas, todo con una sinceridad y una genialidad únicas. 

Martha era su nombre, pero ella misma me dio la razón un día que le dije que merecía un apodo fuerte, que denotara su cualidad de mujer independiente y de carácter fuerte: me dijo que le llamara Marthona. Así le dijimos algunos amigos y yo por el resto del privilegiado tiempo que pudimos compartir con ella. En una ocasión acudí a su lugar para que me explicara un caso, y noté que portaba una pulsera bastante particular y llamativa decorada con un elegante pene dorado. Hice una observación al respecto y Marthona, sin el menor signo de vergüenza, me dijo "Ah sí, ayer fui a una despedida de soltera y me gustó mucho cómo se me ve la pulsera..." Y añadió aparte algún comentario que hacía entender que el miembro masculino y ella habían sido muy buenos amigos a lo largo de décadas previas. 

Era cariñosa una vez que dejaba de lado el sarcasmo y tono socarrón, y anhelaba poder jubilarse pronto para viajar un poco más y comprarse una casa en su querido Colima. Le agradezco que nos haya regalado tantos ratos de risas y puntadas, y que nos haya demostrado con su modo de vivir que la vida se nos va en un instante; con suerte le aprenderemos ese modo singular de sacarle jugo a la vida y que nos valga madres lo que el resto pueda pensar.

Salve, Marthona, descansa en dondequiera que estés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario