Se mira en el espejo y se intenta redescubrir en el reflejo; ese hombre que mira de vuelta es, sin duda, el fruto de un recorrido sinuoso y atolondrado que le ha llevado de un sitio al otro. No entiende del todo cómo es que se acomodan las circunstancias para ir desplegando ante él los personajes, los lugares y las decisiones por descubrir. Se siente minimizado, inseguro. Ese hombre que lo mira a través del espejo está carcomido por mil y una dudas, por hubieras, por un pasado imperfecto pero magnífico, y un futuro inclemente a la vuelta de la esquina.
Las dudas que lanza al vacío tienen, todas, respuestas en el otro lado del espejo: el hombre detrás de ese muro cristalino y puro sabe la solución a cada dilema, y si no está seguro, tiene corazonadas.
Sólo que a veces es más que difícil traer esas respuestas a este lado del espejo, a la realidad.
Resulta más fácil alejarse del espejo y no responder a esa mirada inquisitiva y exigente del hombre que yace detrás.
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Autor. CdMx. 2011 |