El que busca encuentra...

martes, 21 de abril de 2020

Floored

Cruzo la Ortiz Mena a pie (sintiéndome un intrépido con mis escasos 11 años) cuidando que los cientos de  pájaros postrados en los en-ese-entonces existentes árboles no me bañaran de caca, y entro a lo que en aquel entonces era conocido como Grandalia -el centro comercial más moderno del Chihuahua de los noventas. 
Paso por la tienda de mascotas en la que habían construído un como mundo jurásico y que olía muy fuerte, y le doy una hojeada a algunos libros de Julio Verne en la librería La Prensa. 
Me sigo derecho hasta la tienda de discos cuyo nombre ya no recuerdo, ¿Discorama?, y me emociono sólo de ver algunas portadas llamativas de discos absolutamente desconocidos y que me encantaría comprar. Pero tengo muy claro el objetivo del día: escuchar el disco Floored, de Sugar Ray, que contiene la increíble "Fly", y que literalmente me hacía sentir vivo, ligero y libre. 
Finalmente salgo de la tienda ingrávido, atolondrado, contento y sintiendo que todo es posible, y que a mis once años he encontrado el soundtrack de mi preadolescencia. 

martes, 14 de abril de 2020

Salve, Marthona

Martha Meneses, primera de derecha a izquierda, D.E.P.
Se ha ido una Grande. Se nos adelanta una increíble persona que estaba llena de vida, de puntadas, de conocimientos, de aventura y savoir vivre. Disfrutaba del buen cine, compartíamos un gusto por el cine de Fellini, y pude regalarle una edición especial de Amarcord que disfrutó en compañía de sus gatos -por quienes daba la vida-. Era culta, incluso me hablaba a veces en italiano o en francés, y con cariño abría o cerraba sus correos hacia mi con un "grazie, Grande Mago", o "Federico Jr."; era ella quien estaba llena de magia y originalidad; había sido sobrecargo durante muchos años de su vida, y había visto el mundo, había probado los sabores, había amado a los hombres y se jactaba de ello y más. Nada de delicadezas, todo con una sinceridad y una genialidad únicas. 

Martha era su nombre, pero ella misma me dio la razón un día que le dije que merecía un apodo fuerte, que denotara su cualidad de mujer independiente y de carácter fuerte: me dijo que le llamara Marthona. Así le dijimos algunos amigos y yo por el resto del privilegiado tiempo que pudimos compartir con ella. En una ocasión acudí a su lugar para que me explicara un caso, y noté que portaba una pulsera bastante particular y llamativa decorada con un elegante pene dorado. Hice una observación al respecto y Marthona, sin el menor signo de vergüenza, me dijo "Ah sí, ayer fui a una despedida de soltera y me gustó mucho cómo se me ve la pulsera..." Y añadió aparte algún comentario que hacía entender que el miembro masculino y ella habían sido muy buenos amigos a lo largo de décadas previas. 

Era cariñosa una vez que dejaba de lado el sarcasmo y tono socarrón, y anhelaba poder jubilarse pronto para viajar un poco más y comprarse una casa en su querido Colima. Le agradezco que nos haya regalado tantos ratos de risas y puntadas, y que nos haya demostrado con su modo de vivir que la vida se nos va en un instante; con suerte le aprenderemos ese modo singular de sacarle jugo a la vida y que nos valga madres lo que el resto pueda pensar.

Salve, Marthona, descansa en dondequiera que estés.

Coronavirus

Este año 2020 se va desenvolviendo poco a poco -y a la vez fugaz- con altas y bajas, buenas y malas. Estamos en medio de una pandemia (Coronavirus-COVID19) que, de la noche a la mañana, transformó la faz de la tierra y las relaciones entre humanos; impuso medidas drásticas, cerró fronteras y puso a todos en un estado de miedo e incertidumbre. Hoy que escribo esto, han sido confirmados 1.94 millones de infectados a nivel mundial, y han muerto cerca de 124 mil personas. Pocas respuestas, demasiadas preguntas, cuarentenas y calles vacías, en fin, todo un nuevo escenario mundial que se despliega ante nuestros preocupados ojos.