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miércoles, 30 de septiembre de 2015

Incertidumbres otrora ciertas

Pero lo cierto es que mi memoria se ha ido alejando de aquel prado
 y son ya muchas las cosas que he olvidado.
 Al escribir así, persiguiendo mis recuerdos, 
a menudo me asalta una inseguridad terrible. 
¿No estaré olvidando la parte más importante? 
¿Acaso no existe en mi cuerpo una especie de limbo de la memoria
 donde todos los recuerdos cruciales van acumulándose
 y convirtiéndose en lodo?
-Tokio Blues, Murakami-


Axim. Autor.


Despliego ante mi mente momentos compartidos, episodios, encuentros, noches eternas bajo frío aire artificial, días de descubrimiento, de temores. Al final del día cargo conmigo memorias que fui creando inconcientemente, más todas aquellas que a propósito pausaba para disfrutar, deleitar, saborear.

Acumulo todo lo que la envuelve y agradezco tanta algarabía, tanta felicidad inadvertida que formaba parte de mi sin necesidad de presumirla, de alabarla.  Soy los cúmulos acumulados de quien fuí a su lado, aunado al individuo que ha rememorado, que ha agradecido, que ha deseado retroceder y tomar decisiones más tajantes: soy quien fui a su lado, más quien soy sin ella. 

A veces, lo incierto se transforma en sólidas verdades innegables.
Y todo lo cierto, todo lo factual, se vuelve, en ocasiones, incertidumbres.

Incertidumbres otrora ciertas.