El que busca encuentra...

martes, 19 de noviembre de 2019

Pepo

Enrique Alberto "Pepo" Servín Herrera

Te arrebataron del mundo cobardemente, te arrancaron tanta vida fluyendo en tus venas y la chorrearon por el piso como si no tuviera valor alguno. Qué equivocados estaban, cuánto daño te hicieron a ti y al mundo al privarnos de tu presencia, de tu cariño, de tu privilegiado cerebro y articulada habla, de tu poesía y tus enseñanzas en tantos ámbitos. Pero en tus palabras, creo que supiste reconocer a tiempo los paraísos, la muerte llegó pero tú sí habías sabido-haber-estar-en-la-vida, y espero de todo corazón que a la hora del Juicio Final puedas responder socarronamente "¿Y qué?".

Confieso que ni si quiera fuimos tan cercanos en vida, no porque no lo hubiéramos querido, sino tal vez porque viste mínimos destellos de ti en mi, y eventualmente encontré demasiado de mi en ti. Una disculpa, aquí con mis apenas tres décadas de vida me estoy comparando a ti, quien fuiste mil y un veces más grande, más sabio, más humano y generoso que yo. Pero eso sí, ten por seguro que te aprendí cosas básicas, pero definitorias de mi personalidad: el ser curioso, el querer aprender más, el interesarme por los otros, el no tomar las verdades por absolutas (porque hay toda una humanidad allí afuera del pueblo en donde nacimos, y que cada cultura tiene sus verdades y son tan válidas como las nuestras), el hallar en los libros belleza y restos de humanidad, el atreverme a tomar una pluma y escribir en un papel aquello que flota en mi alma y que no entiendo, o que no sé cómo definir, pero que una hoja y un papel lograrán, al menos, canalizarlo y transformarlo en texto.

Tuve la suerte de tenerte por tío, pero también tuve la suerte de haber sido contemporáneo tuyo, haberte visto en acción, haberte escuchado hablar lenguas, escribir tus textos, ayudar a los que necesitaban ayuda de otros demasiado ocupados para ayudarlos, preservar lo verdaderamente esencial para el corazón, el atesorar nuestras raíces familiares y así entender quiénes somos. Tuve tantísima suerte de tenerte en la familia, y ahora las tortugas tienen significados especiales para mi, los rarámuris son mis hermanos y amigos, los necesitados son mi bandera, los diferentes o los locos somos todos parte de la otredad, y estaré por siempre orgulloso de ti y tu incansable lucha por un mundo un poco más justo, más lleno de amor.


Tu vida, tu forma de vivirla, tu generosidad, tu enorme corazón, tus enseñanzas y tus escritos,
 todo tú, -así como decías de la poesía-, irán más lejos que los imperios.