Caminamos por la playa lado a lado,
tu mano en la mía y los ojos nerviosos
viendo a lo lejos la tempestad que acerca,
con vientos fuertes, las nubes obscuras.
Caen gotas veloces sobre nosotros,
-alfileres, pensamos-
pero seguimos andando hacia quién sabe dónde
porque el momento así lo invita.
Retumban más cerca los truenos
y una amistosa perrita sarnosa
nos acompaña fielmente
hasta que decide buscar refugio.
El océano inclemente se acelera
(los alfileres caen con más fuerza)
y sin soltarnos las manos,
sonreímos y con una simple mirada
acordamos dar por terminada
nuestra caminata por las playas de Goa.